Hábitos y conductas saludables
Si algo nos ha enseñado esta pandemia es la importancia de las medidas higiénicas de prevención (lavarse las manos, distancia social, uso de geles hidroalcohólicos, mascarillas, etc.); medidas sencillas y efectivas, pero para las que es necesaria concienciación y educación sanitaria.
La higiene de manos es la medida más sencilla y eficaz para prevenir infecciones, pero ¿sabrías decir por qué?
En las manos y entre los dedos encontramos multitud de viajeros no deseados como gérmenes y bacterias que causan la mayoría de infecciones gastrointestinales, conjuntivitis, gripes, infecciones en heridas, etc. Por este motivo es imprescindible lavarse las manos de forma correcta, con agua y jabón ¡sólo te llevará 40 segundos!
La infancia es una etapa clave para aprender y adquirir hábitos y conductas saludables, no solo para evitar contagios en una situación como la actual, sino para prevenir infinidad de problemas de salud en el futuro, y el centro escolar constituye el lugar idóneo para la adquisición de esos hábitos, al ser el entorno habitual de socialización y aprendizaje. La enfermera escolar proporciona educación para la salud, tanto individualizada como colectiva, a niños y niñas, sobre pautas correctas de alimentación, higiene personal y ambiental, prevención de accidentes, autocuidado, primeros auxilios o salud bucodental.
Esta educación para la salud se realiza no solo con los niños y niñas, sino con toda la comunidad educativa, desde su propio entorno y su contexto sociocultural
Casi el 40% de los niños y niñas de entre 3 y 8 años sufre obesidad infantil. Somos el segundo país europeo con mayor índice de obesidad infantil, uno de los problemas de salud pública más graves a nivel mundial. Tal y como advierte la OMS, el sobrepeso y la obesidad en la infancia implican un mayor riesgo de tener problemas de salud en la adolescencia y la edad adulta, además de relacionarse con problemas psicosociales como la baja autoestima, el acoso escolar, el bajo rendimiento escolar, los trastornos alimentarios y la depresión. Este preocupante dato ha ido en ascenso durante la última década y para frenarlo es necesario una estrategia común, que debe comenzar por la prevención en edades tempranas.
Existe una relación directa con el aumento de la tasa de obesidad y el aumento de personas con diabetes. En la actualidad, en torno a 30.000 niños y niñas menores de 15 años viven con diabetes, llegando casi a 6 millones las personas que en nuestro país la padecen. Cada año se diagnostican 1.100 casos nuevos, siendo la detección precoz vital para evitar complicaciones graves.