Seguridad y tranquilidad
Los niños y niñas representan el futuro, y su crecimiento y desarrollo saludable deben ser una de las máximas prioridades de todas las sociedades. La enfermera escolar da respuesta a las necesidades de salud que se generan en la población infantil.
Una de las principales labores de la enfermera escolar es la integradora. Gracias a su trabajo los niños y niñas pueden hacer vida normal en el centro, tanto si por su patología necesitan atención todos los días como si es de forma esporádica. Esta figura atiende al alumnado con patologías crónicas, promoviendo el autocuidado, además de atender accidentes y urgencias que surgen todos los días.
Actualmente en España el 10% de la población infantil padece asma, una enfermedad crónica que requiere tratamiento continuado; al igual que en otras enfermedades como la epilepsia, la mayoría de los ingresos hospitalarios por sus complicaciones podrían evitarse con un tratamiento adecuado.
Durante la infancia, es habitual que los niños y niñas presenten algún tipo de alergia alimentaria. La detección temprana de los signos y síntomas resulta fundamental para evitar reacciones más graves. También es de vital importancia controlar los hábitos dietéticos del alumnado, así como la forma de preparación de los alimentos, evitando las reactividades cruzadas.
La obesidad infantil se ha convertido en uno de los mayores problemas sociales y de salud del siglo XXI. España es el segundo país de Europa con mayor índice de obesidad infantil afectando a 4 de cada 10 niños entre 3 y 8 años según el Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE).
La enfermera escolar libera a docentes y otro personal de los centros educativos de la responsabilidad que se les ha impuesto de proporcionar una atención sanitaria para la cual no están formados ni tienen competencias, con las posibles consecuencias que esto puede desencadenar para ellos mismos y para los niños y niñas.